Humor para reflexionar


Mafalda y guille

Detrás de este maravilloso chiste se esconde una realidad «padecida» por todos los adultos cuando la vida nos pone frente a un niño que nos mira esperando «algo» de nosotros.

Ya sea que reclamen una directiva, una simple palabra o enseñanza,  nos obligan a buscar infructuosamente en cavidades a veces vacías de nuestro ser.  ¿Por qué vacías? Porque en general no dedicamos tiempo a aclarar nuestros pensamientos, a reflexionar sobre nuestras conductas o a tomar decisiones o posturas sobre diferentes aspectos de la vida.

Y aunque nos parezca que sus preguntas nos exponen o molestan, debido a que nos obliga a sumergirnos en un abismo de dudas, «gracias» a esa presión crecemos, ya que nos vemos conminados a responder a estos pequeños seres cosas que negamos hacerlo a nosotros mismos.

Un consejo:  ser veraces.  No temamos decir «no lo sé» o «dejame pensar en esto antes de responderte», así evitaremos emitir palabras innecesarias que ellos no vean reflejadas en nuestros actos, porque eso los confunde.  Los niños  más que escucharnos nos miran, pero no para juzgarnos como lo hacen el resto de los adultos sino porque imitar es parte de su naturaleza infantil.

No nos deben ver perfectos, ni infalibles, sino capaces de reconocer un error y dispuestos a corregirlo.  Tenemos un largo camino por recorrer en esta tarea de aprender a ser humanos y ellos merecen que nos esforcemos en hacerlo.

Tengan la plena certeza que lo que logremos mejorar nosotros será el bien más preciado que vamos a dejarles como ejemplo de vida, para el momento en que crezcan y sean ellos los que deban enfrentar lo que su vida les tenga deparado.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s