Sembrad en los niños…


montessori

Maria Montessori fue una mujer que dedicó su vida a los niños pero lo hizo de una manera diferente dejando en su legado una enseñanza trascendente. Ella comprendió y transmitió que hay que dejarlos Ser, hay que educarlos respetando sus naturalezas y no ignorando que poseen un mundo puro, pleno de virtudes y sabiduría que no debemos ensuciar ni torcer con nuestros esquemas rígidos de enseñanza.

Yo aprendí hace muchos años en Plenitud que cada niño es un pedacito de 993768_466541753438360_1632931156_ncielo, que tiene más de celeste que de terrestre y que es nuestra obligación como sus mayores que esa luz interior permanezca todo el tiempo que podamos.  Siendo nosotros los responsables de mantenerla a través de nuestra propia práctica de la verdad, la justicia, la lealtad y el amor.

La mayoría de los padres cree que sus hijos les pertenecen y proyectan sobre ellos sus existencias, a su medida y forma, cuando en realidad se los han dado sólo en custodia para guiarlos hacia el despertar de la conciencia, de su vida espiritual, de su misión en este mundo.  Y esa misión no es tan distinta en cada uno de nosotros, de una u otra manera, se relaciona con el Amor y el Servicio, primero hacia uno mismo y de allí a los demás.

Creo que eso quiso trasmitir este maravilloso Ser, que tuvo una vida terrible pero que no permitió que ninguna de esas circunstancias la sacaran de cumplir con su verdad, con eso en lo que creía firmemente.

Los niños son una tierra fértil donde debemos sembrar semillas que tengan Vida eterna y que les permitan al crecer hacer uso de todas esas potencias. No nos equivoquemos sembrando dudas, críticas, envidias, egoísmos, tampoco rencores, incertidumbres, miedos, desconfianzas, mentiras.

No les concedamos en demasía ni los limitemos en exceso.  Aprendamos a decir «no» sin culpas, teniendo la capacidad de proyectar lo que ese «si» equivocado puede hacerles a sus vidas.

No les permitamos ver o escuchar continuamente la cara que hoy muestra el mundo de odio, violencia, maldad.  Y si no podemos evitarlo expliquémosles que quienes cometen esos actos es porque no han podido sentirse amados y cuidados como lo son ellos.

No contaminemos sus oídos con nuestros sinsabores porque ya tendrán tiempo de pasar por los suyos y cuando esos momentos lleguen va a ser muy importante todo lo sembrado en su mente y corazón (como dice Montessori).   Les aseguro que si fue amor y esperanza en la vida y en los seres, no importa lo que tengan que atravesar, esas enseñanzas los sostendrán para no caer, pero si sólo nos ocupamos de sumergirlos en la materialidad caerán vertiginosamente en una gran desolación y nosotros seremos los mayores responsables.

Tomemos como un gran honor la posibilidad que nos han brindado de guiar a otros en el sendero y recordemos que el estar adelante no implica tener poder sino mayor responsabilidad porque sobre nosotros estarán siempre sus miradas y detrás nuestro se forjarán sus pasos.

La clave está en recordar que ellos no necesitan vernos perfectos sino simplemente «humanos».

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