La ayuda correcta


MontesoriComo ya se habrán dado cuenta las frases me inspiran, me llevan a reflexionar y más cuando vienen de seres como María Montessori que hicieron de sus palabras un aprendizaje de  vida.

A veces los hombres nos volvemos obstáculos, nos transformamos en pequeñas o grandes piedras que modifican negativamente el sendero de otros, obviamente sin quererlo.  Por ayudar  obstruimos no permitiendo que esos seres se demuestren a sí mismos sus fortalezas, talentos y capacidades.

Somos incluso nuestros propios obstructores pues tenemos la dificultad de reconocer las fuerzas que poseemos y son más los casos en los que dudamos de ellas que los que confiamos en ese potencial.

La baja autoestima, la duda o comodidad hacen que desconozcamos hasta dónde somos capaces de llegar, pues  nos limitamos mucho antes.

Todo se agrava cuando ese «imaginario límite» se proyecta en la educación de los hijos a los que tratamos como si  fueran incapaces de enfrentar cualquier desafío.

enfrentar 1

He aprendido a lo largo e estos años que una clave para evitar estas situaciones consiste en volvernos «valientes», o sea, decidir no escapar más de las cosas que se nos presentan.  Dejar de correr, pararnos y darnos vuelta para mirar de frente eso que tanto nos aterroriza.

Sea el jefe, nuestra pareja, una posible enfermedad, la traición de un amigo o cualquier situación que nos desestabilice lo mejor es no huir porque cuando lo hacemos las consecuencias son tremendas ya que alargamos tiempos valiosos de resolución para caer en un abismo de más dudas e incertidumbres.

enfrentarSer valiente no es no tener miedo, es tenerlo pero aún así mirar hacia adelante.  Eso hará que nos fortalezcamos y una vez que lo intentemos actuaremos igual con nuestros niños.  Porque cada vez que los ayudamos en algo que ellos podrían hacer solos les estamos restando valor.  Como dice sabiamente Montessori nos convertimos en «un obstáculo para su desarrollo»

  • Ayudar no es sinónimo de hacer por el otro porque eso es anularlo.
  • Ayudar no es decirle cómo hacer porque eso genera un ser dependiente.
  • Ayudar no es olvidar mi vida para vivir erróneamente la del otro.

Ayudar es, guiados por un Amor desinteresado y un Pensamiento Inteligente, ir dando una mano a todo aquel que nos la pide, permitiendo en este acto «que ese ser se demuestre a sí mismo que puede conquistar la dificultad»,  mientras nosotros sólo lo acompañamos.

 

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