El reparador de sueños


Estaba caminando atrapada no sé por qué pensamiento cuando de pronto escucho detrás mío la risa de un bebé, me doy vuelta y lo veo venir en su cochecito con los ojos bien abiertos observando absolutamente todo lo que lo rodeaba.  Pensé, «otra vez se me olvidó caminar mirando el mundo»  mientras que el chiquitín tan sabio disfrutaba del aire fresco y de cada imagen que se le presentaba.

sonrisa-bebe

Luego de esta experiencia recordé que en la clase de meditación del sábado un compañero nos había compartido un hermoso tema de Silvio Rodriguez llamado «El reparador de sueños»  y en un instante relacioné los dos acontecimientos.

Ese pequeño de alguna manera me «reparó», al ver el vídeo van a entender  de lo que hablo.  Agradezco por esto y me agradezco por no haberme vuelto indiferente al maravilloso sonido de su risa.  Digo esto porque en la forma en que estamos viviendo no es difícil caer en las redes del desinterés ya que transitamos a mil y tenemos tantas preocupaciones que si no estamos atentos perdemos la capacidad de sentir el bienestar por lo más simple, sencillo y maravilloso que tiene la vida para ofrecernos.

Les dejo el vídeo para que lo vean y escuchen:

Volviendo al bebé, me di cuenta que, de alguna manera, había activado con su sonido lo esencial en mí, me había sacado del mundo sombrío, con telarañas y cosas inservibles para devolverme la sonrisa en forma instantánea.

¿Y si nos convertimos en reparadores?  Primero de nuestros sueños y luego de todas aquellas cosas que hallemos en el mundo torcidas, abandonadas, sufrientes, enojadas o perdidas.  Como dice la canción:

«Con sus herramientas de aflojar los odios y apretar amores»

«Siempre apartando piedras de aquí, basura de allá – haciendo labor – siempre va esa personita feliz trocando lo sucio en oro»

Porque quien trabaja para la Luz o para Dios no descansa, permanece atento e ideando la manera de mejorar las cosas, plagado de un profundo estado de felicidad que surge de la satisfacción de hacer lo correcto.

«Llega hasta la persona, hasta todo el pueblo, hasta el universo»

Pues no hay límites de tiempo ni espacio cuando nos decidimos a accionar.

Les dejo el inicio del Proyecto joven, Labrando huellas, para aquellos que decidan desafiarse y emprender esta aventura.  Estoy para sus consultas, inquietudes y como «aspirante a reparadora» con el firme propósito de colaborar para que otros cumplan sus sueños.

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