Es una gran decisión, especialmente cuando podemos beneficiar con nuestra acción a otros.
Lamentablemente muchos se han acostumbrado a escuchar en sus familias el famoso «no te metas», lo cual tiene un lado correcto y es el que impide inmiscuirse en asuntos ajenos, pero que generalmente es más bien un signo claro de egoísmo no reconocido.
Involucrarnos es caminar por la vida registrando a los que en forma momentánea o permanente están a nuestro lado, dándoles una identidad, reconociendo su valor pues de cada unión todos salimos modificados.
Debemos involucrarnos en primera instancia con nuestra propia vida, a cada minuto del día y con las cosas más pequeñas que nos pasan. Pues generalmente no registramos lo que va sucediendo porque nuestra mente está inmersa en alguna preocupación, anticipándose y sufriendo por lo que quizás nunca llegará a ocurrir. Sigue leyendo