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Tres cosas que aprendí…

Mi prima Fabiana me envio este material y por ello le estoy muy agradecida.  Hay sonidos que rapidamente nos conectan con lo esencial y este es uno de ellos.  Por eso quise compartirlo con ustedes, a los que tengo algo abandonados, pero siempre guardo en mi corazón.

Tres cosas

Generalmente los hombres necesitamos experimentar el dolor, el sufrimiento, el desaliento para luego entender más a los otros cuando pasan por esas mismas circunstancias.  Llegara el día en que crezcamos y sin necesidad de vivirlo, comprendamos lo que sufren quienes nos rodean.

En esos momentos dejaremos de ser el ombligo del mundo, de medir todo lo que sucede con nuestros propios parámetros, de oír solo a nuestro pequeño ego, para dar espacio a otros sonidos, pensamientos y emociones que pueden engrandecer y dignificar nuestra existencia.

Este vídeo cuanta sobre el aprendizaje de un hombre que estuvo a punto de perder la vida y la gran enseñanza que le dejo pensar que en segundo todo iba a terminar. Sigue leyendo

Comparte tu Luz

A veces la vida tiene cosas maravillosas que llegan en el momento en que uno más las necesita. Y no siempre las podemos ver, especialmente cuando estamos sumergidos en conflictos, enojos, tristezas. Pero ahí permanecen esperando que seamos capaces de descubrirlas.

Mi experiencia con este vídeo fue esa, estar transitando por un espacio de oscuridad y al mirarlo sentir que nuevamente recuperaba esa Luz interna, la misión y razón de mi vida.

Agradezco a quienes lo hicieron porque con estas imágenes claras y sencillas me ayudaron a retornar a mi Centro y a Silvana que fue la persona que lo compartió en el wassap.

«Aquel en cuyo corazón Dios se ha manifestado trae Paz, Alegría y Deleite donde quiera que va»

Anhelo desde lo más profundo de mi corazón que estas fiestas, más allá de la religión que profesen, los encuentren unidos a su propia Luz y que puedan hacer que ésta sea tan brillante como para iluminar el camino de quienes más lo necesitan.

Sonidos que dan Vida

A veces las palabras nos abandonan y podemos enojarnos, sentirnos vacíos pero siempre hay algún otro ser que a través de las letras de sus canciones o sus escritos nos permite identificamos y es cuando decimos «eso es lo que siento», «eso es lo que me pasa a mi» o «eso me gustaría»

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Podemos entonces hacer el ejercicio de  reflexionar sobre las letras o sonidos que elegimos escuchar para descubrir cuál es el estado emocional que nos embarga en esos momentos. Todo es bueno si sabemos verlo.

Una cosa es volcarse por discursos o canciones de protesta, de ruptura afectiva;  otra hacia aquellas que resalten la soledad en la que nos sentimos sumergidos;  y una distinta que busquen hacernos vibrar en sentimientos puros que reflejen el amor  que necesitamos encontrar o volver a sentir. Sigue leyendo

Proverbio chino

«La palabra que callamos es nuestra esclava.  La palabra que proferimos nos hace esclavos suyos» 

El sonido que sale de nuestros labios genera una vibración que impacta positiva o negativamente en quien la recibe.

Muestra claramente lo que tenemos dentro, no por los términos que usamos sino por la energía que emitimos al pronunciarlas.  ¿Cuántas veces pensamos una cosa pero no nos animamos a expresarla entonces creemos desdibujarla con palabras armoniosas pero, a oído de buen entendedor, lo verdad siempre se termina escuchando?

 Es que a las emociones no se las disfraza fácilmente.

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Poder frenar a tiempo una palabra, que al igual que un dardo sale directo a dar en el centro del otro, es un arte.  Y este requiere activar la Voluntad (energía del Alma), siempre al servicio del crecimiento personal.

Retener ese sonido es hacerlo mi esclavo, es fortalecer nuestro Ser, evitando convertirnos en la causa de un dolor, que como pieza de dominó, empezará a caer arrastrando más . Sigue leyendo

Libres y soberanos

Un pueblo, un hombre deben alcanzar la libertad y la soberanía que les permitan actuar y elegir el camino hacia su realización.

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Las cadenas que esta nación rompió en 1810, gracias al sacrificio de nuestros próceres no debemos permitir que nada ni nadie las vuelva a imponer ni física, ni mentalmente.  Ni siquiera nosotros mismos.

Ellos nos liberaron para que creciéramos con un espíritu crítico, para que aprendiéramos a elegir, para que fuéramos independientes. Pero al igual que nuestros padres, no pueden guiarnos eternamente.

Con su accionar no nos enseñaron a ser  autosuficientes o soberbios, ni a que cayéremos en mano de otras debilidades o vicios, saliendo de un dominio para arrastrarnos a otro.   Sigue leyendo