Esta es una pregunta que hizo mi instructor para reflexionar individualmente y volcar en un escrito. La consigna consistía en que no usáramos palabras comunes sino que fueran excelsas porque de esa manera, forzaríamos a la mente a buscarlas y en ese acto nos estaríamos naturalmente elevando.
Planteó la necesidad de salir del la zona de confort en la que nuestros cerebros entran cuando no nos tomamos el trabajo de ampliar el vocabulario, de aprender nuevos términos y nos quedamos con los más chatos y superficiales archi conocidos.
De niños cuando no sabíamos una palabra nos mandaban a buscarla al diccionario, en esa acción realizábamos dos movimientos: ir en busca del conocimiento que no teníamos y aprender un término nuevo que después usábamos repetidas veces en cuanta oración cuadraba para mostrar que lo sabíamos jajaja.
Volviendo al tema de la juventud les cuento lo que escribí:
«Creo y creeré en la juventud antes, ahora y siempre porque sé de la naturaleza divina del hombre y de todas sus posibilidades, por más dormidas que se encuentren. Sigue leyendo