Las formas de encontrar el conocimiento son tan bastas como nuestra capacidad para verlo. Pero ¿Qué es lo que impide que lo logremos? Muchas cosas aunque siempre relacionadas con lo mismo, nuestra personalidad desbocada a la que no le interesa llegar a él porque está ocupada en «importantes» superficialidades.
¿A quién no le gustaría tener respuestas para sus inquietudes existenciales? ¿Quién no aspira obtener la clave para evitar aprender siempre a través del dolor? El problema es que si bien esto se dice o se cree, pocos tienen la valentía y la persistencia para bancarse dejar de ser siempre los únicos protagonistas de la historia y permitir que otros también tengan un espacio igual o mayor al suyo. Sigue leyendo