Hay momentos en la vida donde tomar una decisión hace cambiar el derrotero de muchos acontecimientos futuros.
El problema es que la mayoría de las veces esas decisiones estan basadas en nuestras emociones, estas son las que nos dicen qué hacer y que no, las que nos acercan o alejan de cosas, personas o situaciones. Siempre guiadas por una fuerte atracción o repulsión hacia las mismas.
Y no es que esto este mal o bien, es que no nos acercan a tener una «existencia plena» Sigue leyendo